sábado, 9 de agosto de 2014

Rachmaninof: Concierto para piano N° 3 / Yuja Wang



La espléndida recepción en 1901 de su Concierto para piano N° 2, unida a los muchos méritos reunidos hasta entonces por Sergei Vasiliévich Rachmaninof como director, llevaron a que en 1904 le fuera ofrecida al pianista y compositor ruso de 29 años la dirección musical del Teatro Bolshoi de Moscú. Allí permaneció hasta 1906 cuando, debido a la tensión social que sacudía la vida rusa en todos los ámbitos, se vio obligado a dimitir tras una escalada de renuncias de un buen número de sus colaboradores, por razones políticas.

Natalia y Sergei, alrededor de 1920
Los mejores años
Eran, sin embargo, los mejores años de Sergei Vasiliévich. En 1902 había logrado finalmente contraer matrimonio con una prima, audaz ocurrencia que, entre otros escollos, supuso obtener el permiso del zar. En compañía de Natalia Alexandrovna Natina, el compositor y magnífico pianista inició tras la renuncia un largo viaje que llevó a la feliz pareja a Italia y Dresde, en espera de que los acontecimientos en Rusia se normalizaran. Luego vendrán presentaciones en Inglaterra, Alemania y Holanda. Entretanto concluyó dos óperas. En la cima de su carrera, Rachmaninof no dudaba de que el Nuevo Mundo reclamaría algún día su presencia.

Viaje a Nueva York
La residencia de verano de la familia, "Ivanovka", servía a la pareja de bucólico descanso entre giras. Ante el idílico paraje Natalia temió que el maestro, que mostraba cierta tendencia a remolonear, no trabajara lo suficiente. Al contrario, con los ojos puestos en la presentida tournée, el compositor trabajó intensamente, y cuando en 1909 fue invitado finalmente a Nueva York, Rachmaninof viajó con su tercer concierto para piano enteramente concluido. Con el autor como solista, el concierto se estrenó el 28 de noviembre de ese año, seguido de exitosas giras por Filadelfia, Chicago y Boston. En enero de 1910 Rachmaninof volvió a presentarse acompañado esta vez de la Filarmónica de Nueva York bajo la conducción de Gustav Mahler.

La partida definitiva
De regreso a la patria, los escenarios rusos se vistieron de gala cada vez que el célebre músico se presentó como intérprete del piano o conductor de la Filarmónica de Moscú. Pero el pueblo ruso se aprestaba a sacudir al mundo, y la Primera Guerra Mundial no hizo más que precipitar los acontecimientos. Sergei Rachmaninof, miembro de la burguesía rusa, vio alterado irremediablemente su modo de vida, y el 22 de diciembre de 1917, aprovechando una providencial invitación, se montó en un trineo, con esposa e hijos, en dirección a Helsinki, desde donde los Rachmaninof partirán a EEUU en octubre del año siguiente, para no regresar jamás.

Concierto para piano y orquesta N° 3 en re menor
Considerado con justicia como la más notable de sus obras para piano y orquesta, al mismo tiempo fue resistido por numerosos intérpretes debido a sus casi insalvables dificultades técnicas, así como por el público que mantenía su preferencia por el más melodioso y compacto Concierto N° 2. El mismo Rachmaninof eliminó de la obra ciertos pasajes a fin de hacerlo más "programable" en conciertos, si bien últimamente se ha vuelto a interpretar en su versión original, cuya duración bordea los 40 minutos. Su estreno tuvo lugar en Nueva York el 28 de noviembre de 1909.

Movimientos:
00:00  Allegro ma non tanto
17:30  Intermezzo: Adagio, enlaza sin pausa con el finale, en
29:02  Finale: Alla breve

La versión es de la pianista china Yuja Wang, acompañada de la Filarmónica de Viena, conducida por el director y también violinista colombiano Andrés Orozco-Estrada.



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